sábado, 7 de noviembre de 2009

Supernova

Son dos soles. Azules como el cobalto, las tragedias que presenciamos durante el verano, las manos que se hunden en el hielo y tiemblan y se ponen escamosas. Son dos soles, uno que se hunde en un océano de piedras oscuras y otro que crece sobre las montañas y en el cielo hace que las nubes sean transparentes. Un sol tiene un nombre secreto, el otro ha quemado su voz en la garganta de todos los que le pronuncien. Son dos soles que abren sus bocas para que entremos lentamente, entre las llamas y las reacciones atómicas, entre los cuerpos desechos de nuestros antepasados y los núcleos tersos y fríos. Dos soles que estallan, que se abrazan a la luz y se rehacen en la violencia de sus cuerpos.
Son dos soles. Gas y polvo.